Verte bailar. Verte llegar.
A tus ausencias es fácil huirles, pero correr entre sueños a confesarte que eres algo así como el amor de la vida mía es algo más complicado. Hay quienes se interponen en mi camino y me exigen recitar en prosa o en verso las palabras que solamente dichas a ti son verdad. Toman mis manos y me lanzan besos, de esos que no vuelan, de esos que caen en seco y crece de ellos mala hierba que me busca los pies para atraparlos. Sujetan mi brazo y me intentan llevar a un lugar que prometen jamás se derrumbará a cambio de que acepte usar zapatos y limitar mis pasos. Voy saltando escombros y el vestido blanco pronto se colorea de humo. Un desconocido, de mirada pasiva y sonrisa insípida, me detiene un momento para decirme de frente y sin sentimiento: 'Yo soy el amor de tu vida'.
Mas sé bien que si fuera cierto jamás lo mencionaría e instantes antes de despertar lo único claro es tu rostro de cielo abierto y esa mano tuya que -gracias a Dios- supo soltar la mía.
Y entre el barullo de aquellos y tu silencio profundo,
reconozco más libertad en estar lejos de ti
que en estar cerca de ellos.
De pronto te siento y pienso
en cómo me gustabas
y me gustaba pensarte
detrás de las puertas
o al terminar de dar la vuelta.
Ve, verte. Quiero. Beberte.
que en estar cerca de ellos.
De pronto te siento y pienso
en cómo me gustabas
y me gustaba pensarte
detrás de las puertas
o al terminar de dar la vuelta.
Ve, verte. Quiero. Beberte.