El círculo - Kevin Johansen
(The Nada, 2000)
Acuéstate y duérmete para despertar
Sonriente y feliz
Despiértate, levántate para cansarte
Y volver a dormir
El círculo da la vuelta
Y al terminar, la vuelve a dar
Discúlpame, perdóname para que puedas
Ofenderte otra vez
Enójate, castígame para que puedas
Quererme después
El círculo da la vuelta
Y al terminar, la vuelve a dar
Yo te olvidé
No me olvido más
Entrégate y ríndete para que puedas
Escaparte después
Libérate y suéltate para que puedas
Quererme otra vez
El círculo da la vuelta
Y al terminar, la vuelve a dar
Te dí todo
Y ya no doy más
Hoy te quiero, mañana también
Pasado no, el año que viene creo que
Siempre te querré…
Acuéstate y duérmete para despertar
Sonriente y feliz
Despiértate, levántate para cansarte
Y volver a dormir
El círculo da la vuelta
Y al terminar, la vuelve a dar
Discúlpame, perdóname para que puedas
Ofenderte otra vez
Enójate, castígame para que puedas
Quererme después
El círculo da la vuelta
Y al terminar, la vuelve a dar
Yo te olvidé
No me olvido más
Entrégate y ríndete para que puedas
Escaparte después
Libérate y suéltate para que puedas
Quererme otra vez
El círculo da la vuelta
Y al terminar, la vuelve a dar
Te dí todo
Y ya no doy más
Hoy te quiero, mañana también
Pasado no, el año que viene creo que
Siempre te querré…
Kevin Johansen es un cantante y compositor radicado entre Buenos Aires y Nueva York con un amor grande por el mestizaje que no solamente le viene de su doble origen estadounidense-argentino, sino de su capacidad para escapar a las etiquetas de género. Nominado a varios premios Grammy y habiendo colaborado con una diversidad de artistas, como Andrea Echeverri (Aterciopelados) y Ámparo Sánchez (Amparanoia), cada una de sus producciones resulta en una reinvención de lo tradicional por medio de lo lúdico; tal como lo demuestra Vivo en Buenos Aires, acompañado por la música de The Nada y las ilustraciones de Liniers.
El círculo es una canción de pensamiento de tarde acalorada, cuando el cuerpo reclama descanso y la mente claridad. Cuestiona la rutina con algunos arreglos de cuerdas y una percusión suave. ¿Cuántas veces hemos creído perdonar cuando seguimos manteniendo el sentimiento de culpa en quien nos hirió? ¿Cuántas veces más nuestro amor dependerá de nuestro voluble sentido del humor? Un círculo bien cerrado, nos libera del pasado estático, le da la vuelta a nuestros prejuicios y nos trae de vuelta al movimiento del ahora.
Y en el ahora necesitamos partidarios.