Mambeado - Onda Vaga

(Fuerte y Caliente, 2008)



Qué lindo es estar en la tierra
Despues de haber vivido en el infierno
Qué lindo es poder amarte y mirarte otra vez
Después de estar tan enfermo

Qué lindo corazón que estés acá y acá latiendo
Y me desenredes los ojos
Y si por ahí el miedo me viene a buscar de nuevo
Voy a recordar lo que cantamos una vez
Mirando el cielo

Cántale a la luna y al sol
Cántale a la estrella que te acompañó
Cántale a tus amigos con el corazón
Cántale a la luna y al sol
Canta que es la tierra que canta en vos
Cántale a tus amigos con el corazón

Yo no sé por qué a veces me pierdo
Los ojos se me dan vuelta y me muero por dentro
Y me encierro otra vez y no puedo salir
No puedo ver lo lindo de cada momento

Es que a veces no me le animo al niño que llevo dentro
A veces pienso que están mal algunas cosas que siento
Pero basta ya de eso
Hecha pa' fuera bye bye bom
No tengo tiempo ahora de eso
Estoy en otra canción
Se acabó






Los chicos de Onda Vaga -Nacho Rodríguez y Marcelo Blanco (Doris), Marcos Orellana y Tomás Justo (Michael Mike) y Germán Cohen (Orquesta de Salón)- comenzaron tocando de a poco en el 2007 con instrumentos llenos de folklór como el cuatro venezolano, el cajón flalmenco, guitarra criolla, trombón, trompeta y voces de playa uruguaya. Fueron invitados a fiestas chiquitas, a sesiones interesantes  y más tarde a conciertos grandes, porque independientemente del escenario la garantía de diversión se mantenía en pie con sus presentaciones. Así anduvieron cerca de The Mars Volta, participaron con Fito Páez y abrieron en el Luna Park a Manu Chao. La banda de Cabo Polonio fue reconocida por disco del año 2008 en Rolling Stone y aún así sigue siendo tesoro escondido de los amantes de la rumba musicalizada. El sonido al natural, las letras francas, las protestas con licencia poética y el sonido ecléctico capaz de enraizarse en cualquier corazón latino hacen que la onda de Onda Vaga sea tarareada por doquier.

Mambeado es un poquito de vida cotidiana del alma. Cuando el cielo se antoja más cerca y la gravedad más ligera, esas veces en que tenemos que perder cuando estamos a punto de vencer para poder ganar después. Sentarse por un momentito a decirse a uno mismo que el límite está aquí, que no es lo que pasó, que no fueron los otros, que el mundo tiene poca culpa y el tiempo siempre ha sido justo: que las caídas frecuentes son para quienes levantan vuelo pronto, porque quedarse en el suelo es un robo al destino. Que sólo el corazón oculto es el que permanece intacto, que se tiene un corazón dentro del cuerpo y otro en la gente bonita que se ama y que bueno que el nuestro esté acá y acá latiendo.

Cántales.


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